El trabajo con niños, principal motivación para las trabajadoras del Plan de Empleo en Acción Social

13 mujeres formadas en el ámbito de la infancia, bien en Magisterio, Educación Infantil o en Monitor o Dirección de Actividades Infantiles, se han incorporado a distintos servicios municipales dependientes de la concejalía de Acción Social del Ayuntamiento de Ciudad Real. Además de formar parte de las personas beneficiarias del Plan de Empleo de Castilla-La Mancha 2018, tienen en común la pasión por los niños.

En el patio de los veranos del CAI de La Granja hay una protagonista indiscutible: el agua. Por un lado, ayuda a sobrellevar mejor el calor y, por otro, se trata de un elemento sensorial no estructurado espectacular para dejar volar la imaginación de los niños en el juego libre. Cuando llegamos a visitar a las trabajadoras del Plan de Empleo que están destinadas a esta dependencia municipal, están observando cómo juegan los pequeños con el agua de las piscinas de plástico instaladas en el patio. Están felices y ellas también.

Monchi Bueno, de 27 años, maestra de Educación Infantil, destaca la alegría que le aportan los niños, además del aprendizaje que le brindan cada día. “Ellos me llenan la vida. Lo mío es que es totalmente vocacional. Desde pequeña me ha gustado muchísimo inventar juegos, hacer actividades de todo tipo… además de los cuidados. Sigo teniendo una niña dentro y eso aquí aflora y me hace feliz”, reconoce.

Con el Plan de Empleo 2018, financiado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Diputación de Ciudad Real, el Instituto Municipal de Promoción Económica, Formación y Empleo (IMPEFE) y cofinanciado por el Fondo Social Europeo, ha llegado, por fin, su primera oportunidad de empleo y puede empezar a ver los frutos “de tanto esfuerzo y tanto estudio”. “Esta experiencia me está sirviendo para desarrollarme profesionalmente y también como persona. Estoy pudiendo vivir la práctica de lo que he estudiado, aprendiendo muchísimo de mis compañeras y cogiendo muchas ideas con vistas al futuro”, dice esta joven solanera, quien confía en que este periodo laboral le abra las puertas a otros trabajos a partir de enero.

Para Ana María Mera Villar, de 47 años, este no ha sido su primer trabajo, pero sí su primera experiencia como educadora. Es maestra, pero hasta ahora no había ejercido, pues estuvo 16 años trabajando como dependienta en una tienda de móviles. “En 2015 cambió la empresa y nos despidieron a todos. Desde entonces he estado en paro, buscando trabajo sin éxito hasta que me han cogido en el plan de empleo. Este tiempo en el paro lo he vivido mal. Me angustiaba mucho ver pasar los días y no tener trabajo. Buscaba desesperadamente y nada. Había días que pensaba que no iba a volver a trabajar nunca”, explica.

Su labor en el CAI le permite “ser creativa y poner la imaginación a funcionar”. Ella está con los bebés, que cambian de actividad constantemente, y tan pronto está cantando una canción, contando un cuento o ayudándoles en una actividad que cambiando un pañal. “Por fin puedo poner en práctica todo lo que estudié y además estoy convencida de que esto me va a ayudar mucho a preparar la oposición, que es lo que voy a hacer cuando acabe mi contrato”, añade.

La jefa de sección en la Concejalía de Acción Social del Ayuntamiento de Ciudad Real, Inmaculada Martínez, explica que las 13 personas del Plan de Empleo contratadas en esta primera fase en el proyecto “Acción comunitaria para la inclusión social en Ciudad Real” están distribuidas en el CAI de La Granja, en las escuelas de verano que se realizan en coordinación con la concejalía de Educación y en los centros sociales de La Granja, Larache o el anejo de Las Casas.

“El trabajo que estas personas aportan a nuestros servicios es fundamental y supone un apoyo increíble al desarrollo de nuestros programas. De los programas básicos de Servicios Sociales uno de los más importantes es el de la prevención y la promoción, que conlleva la realización de todo tipo de actuaciones y acciones en este ámbito desde los 6 hasta los 12 años aproximadamente, principalmente en las ludotecas de los centros sociales. Además, en la escuela infantil su labor es imprescindible”, detalla Martínez.

En la ludoteca del centro social Larache trabaja Teresa Campos, una mujer que se ha dedicado a la educación infantil toda la vida hasta que hace ocho años, en lo peor de la crisis, se quedó desempleada. Entonces tenía 51 años. “He vivido esta etapa de paro con mucha ansiedad. La crisis barrió con todo. En la guardería en la que estaba no me renovaron y cogieron a personas de 20 años. A partir de los 50 parece que a nivel laboral estás muerta, nos apartan. Y yo creo que es un error porque las personas de mi edad tenemos mucho bueno que dar”, confiesa.

Dice Teresa que está “como loca de contenta y súper feliz” y que este trabajo es como si le hubiese tocado la lotería. “Es indudable que económicamente es una ayuda para la casa, pero es mucho más que eso. Por un lado, los niños me llenan de vitalidad, y por otro, es que a nivel psicológico trabajar es muy necesario, estar activa. Lo he pasado muy mal. Y ahora estamos mejor”.

La misma idea destaca María Soánez, técnico en Educación Infantil con varios años de trabajo a sus espaldas en el sector: “El trabajo te devuelve a la vida útil. He estado 18 meses en paro y, aunque en mi caso económicamente no estaba con el pie en un charco, el desempleo es duro. Levantarme a las 7, contenta, y coger el coche para venir a trabajar… ¡es una felicidad! Es cierto que el plan de empleo tiene su sombra, que tiene un final, pero yo estoy disfrutando de este momento”.

María adora el trabajo con los niños. Dice que ellos le devuelven una parte de la infancia “que te quita la vida adulta” y que eso “no está pagado con dinero”. “Aquí te rodeas de niños, de 4 a 12 años, y lo vives todo por primera vez junto a ellos: acompañas sus primeras veces, su primera Pandorga, su primer Halloween… Lo viven a lo grande, como lo viven todo los niños y eso es lo que hace este trabajo tan especial y tan bonito”.